Acá estoy, en lo de mis tíos, viendo cómo puede la buena voluntad de hacer un asado enfrentarse a un clima ásperamente lluvioso. Acá, en la pieza, rodeado de ruidos de nenes jugando a la play, mi primito que está aprendiendo batería en su pieza –con la puerta abierta-, evadiendo un mundo de morfi de todos los tipos que me rodea, mientras me recupero de una muy hija de puta gastroenteritis. Debo abstraerme y volver a algún lugar cómodo, a un recuerdo cercano y feliz… Huerta Grande. ¿Síndrome post-nacional? Puede ser. Recién ahora escribo, me tomé mi semanita. ¿Falta de voluntad de escribir, inspiración cero o algo más? Quizás no quiera darle un fin. 3er nivel, 3ero polimodal, Último año. ¿Se acabó? “Ja, ahora son exolímpicos”. Traumáticas palabras.
Recuerdo ñandú y contar triangulitos, calcular perímetros y agrupar bolitas, y ahora CHAU, terminó OMA. Ir a rendir sin saber ni de qué se trataba, y pasar, y pasar. Provinciales, gente de otros lados, milagrosos e inesperados podios, hasta llegar a mi última zambullida en la pileta de casa serrana… Por lo menos me retiro habiéndome dado el gusto de las dos metas que quise para mi última vez: aprobar y hacer una fiesta en OMA.
¿Una fiesta en OMA? Sí, muchachos, eso existió. En alguna época existieron grupos reclamándolas –cuenta la leyenda que en tiempos lejanos, se hacían- y ahora la hicimos. Dejamos la huella. Muy probablemente no volvamos, aunque nos hayamos ofrecido hasta de acompañantes y tutores legales, pero estoy convencido de que alguien (con buena onda y ganas de que lo recontracaguen a pedo como yo) la va a seguir.
Estoy siendo más breve de lo que esperaba porque me tengo que ir, probablemente siga escribiendo sobre esto. Sentí que sería una buena forma de aprovechar el momento y plasmar por escrito algunas cosas, para compartirlas con el mundo. Espero que sea verdad eso de que los aprobados tienen una instancia más en los nuevos regionales, todavía no me siento ex-olímpico. Todavía.
Recuerdo ñandú y contar triangulitos, calcular perímetros y agrupar bolitas, y ahora CHAU, terminó OMA. Ir a rendir sin saber ni de qué se trataba, y pasar, y pasar. Provinciales, gente de otros lados, milagrosos e inesperados podios, hasta llegar a mi última zambullida en la pileta de casa serrana… Por lo menos me retiro habiéndome dado el gusto de las dos metas que quise para mi última vez: aprobar y hacer una fiesta en OMA.
¿Una fiesta en OMA? Sí, muchachos, eso existió. En alguna época existieron grupos reclamándolas –cuenta la leyenda que en tiempos lejanos, se hacían- y ahora la hicimos. Dejamos la huella. Muy probablemente no volvamos, aunque nos hayamos ofrecido hasta de acompañantes y tutores legales, pero estoy convencido de que alguien (con buena onda y ganas de que lo recontracaguen a pedo como yo) la va a seguir.
Estoy siendo más breve de lo que esperaba porque me tengo que ir, probablemente siga escribiendo sobre esto. Sentí que sería una buena forma de aprovechar el momento y plasmar por escrito algunas cosas, para compartirlas con el mundo. Espero que sea verdad eso de que los aprobados tienen una instancia más en los nuevos regionales, todavía no me siento ex-olímpico. Todavía.